jueves, 23 de mayo de 2013

LO QUE PIENSA CARLOS

Y siguen llegando los comentarios y reacciones de los lectores. Es el turno de Carlos Rull. Me encanta debatir con él acerca del librico y de tantas otras cosas. Me está empujando a pensar en mis textos, al igual que el resto de los "críticos", y me está resultando una labor muy interesante. Es enriquecedor el contar con puntos de vista externos y ver opiniones coincidentes en ciertos aspectos. Están demostrando ser unos lectores muy avispados y preparados, de ésos que te encuentras en una presentación y hay que salir huyendo antes sus preguntas incontestables. Pues eso, que muchas gracias por todo.

BIOGRAFÍA ENMARAÑADA


Me hubiera gustado plantear esta reseña como un debate, como el conflicto entre lo argumentativo y lo estético -reflexivo. Pero hubiera sido un combate amañado, me tira más lo argumentativo aunque si lo pienso detenidamente y pondero todo lo que me puede ofrecer un texto... uhmmm me sigue tirando lo argumentativo.

Leyendo Sentado en una Silla Helada, he encontrado historias de corte más argumentativo, viajes, historias dentro de historias, fabulas, personajes en viejos recuerdos, clasismo... de forma inevitable lo he comparado con Gente Abollada encontrándolo más conforme a mi gusto, hasta que he llegado a Volver 2.12 que me ha parecido "más de lo mismo" como le comunique fehacientemente al autor.

En el compromiso de hacer esta reseña... he tomado notas como, "relato ocasional", "impresionismo literario", "hipérbole estilística", intentaba plasmar una ideas generales, solo para ir descubriendo con horror, que lo que estaba intentando diseccionar era algo que me llenaba de pudor. En ambos libros ante mí se presentaba mi compañero y amigo... en un alto grado de desnudez. Historias elaboradas con pedazos de su vida, con recuerdos, con escenas, con detalles, con filias, con fobias... En el fondo había una gran dosis de sus vivencias y de sus pareceres personales, deformados exagerados, captados en un momento preciso con la polaroid de la atención y la memoria y reveladas en estos dos libros. Como una película montada con fotogramas aleatorios o una historia.- de esas que me gustan a mí, argumentales.- en la que no se detallan todas las escenas sino que solo encontramos ciertos episodios ocasionales. Pinceladas hechas con la pluma. Frases contradictorias con una significado diáfano. Fotos desenfocadas en sepia. Hojas de árbol secas conservadas entre páginas de libros. Una obra en definitiva donde, como en un ovillo encontramos, esos elementos conformando una Biografía Enmarañada.

  

lunes, 20 de mayo de 2013

ANABEL LA CUENTISTA

Buena amiga y compañera de aventuras, Anabel también se ha leído el libro y parece que le ha complacido. Puede que haya exagerado algo, el cariño suele enturbiar la vista, pero la verdad es que me ha gustado mucho su reseña. Siempre halaga que a una persona como ella le hayan interesado tus textos. Y la referencia a Leopold Bloom... Gracias. 

"Este libro no se puede afrontar como si se tratara de un libro cualquiera: no sólo los ojos han de estar abiertos, sino también la inteligencia y la imaginación, dos conceptos que en esta obra son más sinónimos que nunca. Las capacidades de abstracción y concreción se confunden, el cerebro ha de viajar de un hemisferio a otro a la velocidad de la luz y pasmarse ante la avalancha de imágenes, magistralmente transmitidas por el autor, que surgen de momentos cotidianos, de instantes de contemplación y ensoñación. Hay cuentos con regusto a poesía y otros en los que el señor Bloom aparece por las esquinas para quitarse el sombrero y saludar al respetable. Referentes culturales, iconos regionales y universales plagan las páginas dotándolas de una belleza necesaria para soportar una fehaciente realidad, no exenta de cierto teatro del absurdo. Los contrastes surgen paralelos, vidas que conviven en el mismo entorno, unas dentro de otras, empujándose en el espacio y en el tiempo, pero que no se entrecruzarán, tal vez sólo se estorbarán o se rozarán ligeramente en la levedad de un sueño, de un recuerdo o de un pensamiento de barra de bar, de plató de televisión, de tren, de catedral o de cama. La ironía, dejada caer como si la tal cosa, impregna una crítica firme que acepta, casi de manera resignada, los avatares de la vida, las circunstancias de la época actual y que únicamente se pueden soportar pertrechados con un cosmos interior mágico y caprichoso, pero, sobre todo, individual. Nueve cuentos que acumulan otros tantos mundos múltiplos de infinito, llenos a rebosar de átomos inmortales y atemporales, únicos protagonistas libres de moverse a su antojo de relato en relato, de universo en universo. Como el propio lector."


lunes, 6 de mayo de 2013

CARLOS MANZANO DICE

Pues sí, mi amigo y compañero de editorial, ojito a su nuevo libro de relatos de próxima aparición, ha sido tan amable de dedicarle unas palabras a mi librico. Evidentemente no podía resistirme a transcribirlas aquí. Espero que cunda el ejemplo y hagáis llegar vuestra opinión. 

Gracias, Carlos.


Podría parecer que hablo de este libro porque su autor y yo vamos a ser compañeros de editorial. Pero aunque esto sea cierto, es decir, que José Antonio Lozano y yo somos de hecho compañeros de editorial (Editorial Certeza, para más señas), “Sentado sobre una silla helada” me parece un libro encomiable sobre el que merece la pena escribir aunque sea unas cuantas líneas. En mi torpe opinión de lector, el libro se sustenta sobre dos columnas cardinales que lo elevan a un nivel lindante con la más exquisita literatura: la primera de todas, y diría que la más evidente, es el extraordinario talento narrativo de José Antonio Lozano, su depurado dominio del idioma, el perfecto trazado de frases y párrafos que convierte la lectura en un sano y recomendable ejercicio de deleite estético; el segundo pilar sería el extraño pero al mismo tiempo fascinante universo ficcional sobre el que hace pivotar sus relatos: aunque algunos cuentos puedan adscribirse a lo que se espera de una narración de estilo clásico, yo situaría lo específico del libro en el sugerente y en ocasiones provocador juego que propone al hilvanar sus textos no a través de una trama más o menos ingeniosa u oportuna, sino de una sabia conjugación de sensaciones, instantes, descripciones y hechos en apariencia dispersos que consiguen trasladar al lector a un universo sensorial donde todo se entrecruza mágicamente. Hay varios ejemplos de ello, desde el relato que encabeza el libro, “El cielo de los poetas”, en el que se dan cita cuatro de los —presumo— referentes literarios de José Antonio (Lorca, Alberti, Cortázar y Borges) hasta el no menos sugestivo “Machado que tocaba el piano en Soria”, sin olvidar “La muñeca rusa”, cuyas historias se contienen a sí mismas unas dentro de otras, o el último de todos, “Volver 2.12”, una especie de caída libre sin red en la que el autor se deja llevar por el vértigo de la narración más espontánea. Como he dicho, un libro encomiable que convendría no pasar por alto.